Algunos de los fines del uso de los productos que se aplican a la piel son embellecerla, equilibrarla o aliviarla. Para cumplir alguno de esos objetivos, los productos cuentan con ciertas características, grados de penetración cutánea y elementos presentes en su fórmula que los hacen efectivos. Lo que cada mujer se aplica en la piel cada día tiene un papel importante en el aspecto a corto, mediano y largo plazo, por eso es necesario que conozcamos cómo son y cómo actúan estos productos.
Todo producto cosmético para la piel se compone de principios activos, vehículo o excipiente, colorante, perfume, conservadores y correctores.
Principios activos: son los que definen la funcionalidad del cosmético, o sea su objetivo al aplicarlo. Son sustancias diversas y pueden darle una gran variedad de funciones o propiedades a los productos para la piel son:
- Emolientes: suavizan y protegen la piel.
- Hidratantes: aumentan el contenido de agua de la piel.
- Exfoliantes: ejercen una acción queratolítica, o sea funcionan como un peeling.
- Tónicos: Estimulan la actividad de la piel.
- Reparadores: se fijan a la piel y la cubren para protegerla.
- Antisépticos: destruyen el crecimiento de microorganismos dañinos.
- Epitelizantes: regeneran el tejido epitelial.
- Vasodilatadores: producen una dilatación de los vasos sanguíneos y por lo tanto un mayor aporte sanguíneo a la zona tratada.
- Fungicida impide la proliferación de hongos.
Vehículo o excipiente: es el que determina la forma física del cosmético, mediante este se incorpora y libera el principio activo, es decir, lo transporta hacia e interior de la piel.
Colorante: su finalidad es dar una apariencia atractiva al cosmético.
Conservadores: Evitan la proliferación de microorganismos y las posibles alteraciones que pudiera sufrir un cosmético.
Correctores: Se añaden al cosmético para corregir o proporcionarle alguna característica, como los espesantes.